martes, 27 de octubre de 2009

No era la quinta

Ahí estaba yo, en la barra.
Y ahí estabas vos, en tu mesa.
Te acercaste, y dijiste cosas lindas.
Me enamoré sin problemas.

-Cuando lleguemos a la quinta cerveza,
nos vamos a casa.
Aceptaste, y seguimos bebiendo.
Mirándonos, amándonos.

Tu matemática fue perfecta
y a la quinta cerveza demandaste por mi promesa.
Lo que no sabías, era que no era mi quinta cerveza,
en consecuencia, estaba más mareado de lo que creías.

Pedime lo que quieras, puedo besarte,
puedo tomarte de la mano y bailar, puedo cantar para vos.
Puedo abrazarte cálidamente en esta noche de Londres.
Reir a tu lado, darte mi alcohol, bañarme y lavarme los dientes.

Todo eso podría hacer para vos, al menos por esta noche.
Pero por favor no me pidas que te ame, hoy no puedo amarte,
no puedo hacerte el amor, estoy demasiado vacío.
Estoy muy ebrio para esto.