jueves, 13 de agosto de 2009

El Asesino

Lo golpeé justo en la nariz, y cayó.
Sonó fuerte y seco contra el piso,
y la música terminó.
Alguien tocó su cuello:“lo mataste”.
Justo ahí, dejé de estar ebrio.

Di un par de pasos hacia atrás, y me fui a casa.
Había matado a alguien, una persona, un ser.
¿Quién era yo para decidir el destino de una persona?
Siempre pensé que todos debían hacer de sus vidas lo que quieran.
Violé mi propia regla.

Intenté beber, pero nada sucedió.
Cuando eres un asesino,no hay litros de cerveza,
ni kilos de cocaina que te hagan olvidarlo.
“Mataste a alguien”.
No tardarán en venir por mí; todos en el bar me conocen.
“Pum, pum, pum… ¡Policía!.”
Debo pagar por lo que hice.

La puerta se abre violentamente.
Me ponen contra el piso, siento el frío del metal en mis muñecas.
Una cucaracha mueve sus antenas frente a mis ojos;
“cuida mis cosas amiga… todo terminó para mi.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario