viernes, 29 de enero de 2010

Chateando

El zumbido del aire acondicionado, comienza a tener un ritmo
acompañado por los dedos presionando las teclas.
La tarde misma se aburre, de no escucharnos decir una palabra.
Todos los días son iguales en la oficina.

Y la pantalla me absorbe, me requiere,
quema mis ojos y mi alma.
Deseo una cerveza para calmar la bestia.
Luego Ella se conecta.
Charlamos, y escribo unas pocas palabras.
Perjura que son lindas palabras
pero yo sólo escribo lo que quiero decirle.
Lo que me gustaría decirle.

Le da conexión a su cámara web,
siento algo, que no sucede a menudo y mucho menos por Internet.
La miro a los ojos, y ella mira a la cámara,
siempre está diferente,
siempre tengo ganas de verla.
Su pelo baja por sus hombros,
sonríe con todo su ser,
yo también le sonrío, pero ella no me ve.

Trato de parecer indiferente a las ganas de tener una oportunidad con ella
para decirle que todo es mucho más simple de lo que pensamos,
que no necesitamos la mayoría de las cosas que tenemos,
que con dos, basta y sobra.
En fin…

Llega la hora de despedirnos, nos desconectamos
y el aire acondicionado sigue su ritmo,
las teclas vuelven a escucharse fuerte.
La bestia vuelve a rugir en mí
y los días en la oficina, continúan iguales.

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