sábado, 8 de enero de 2011

Los Tipos

Los tipos se estaban embriagando desde hacía días y la cosa no estaba teniendo demasiado sentido. Embriagarse durante días no tiene mucho sentido desde un primer momento para cualquier persona normal. Pero ellos continuaban sin que aquello que los demás podrían pensar, les interese. Ellos bebían y bebían.
Y aquel tipo sentado justo frente a la mesa ratona donde yacían una veintena de envases vacíos, comenzó a perderle el “gusto” a la cosa.
Y todos hablaban, “bla bla bla”, y a él todo le comenzaba a lucir aburrido, palabras inhóspitas, exclamaciones que sólo eran eso. Exclamaciones.
El tipo necesitó apartarse de los otros tipos. Siempre quería estar apartado pero siempre había una botella por terminar, una raya por aspirar o una mujer a quien enamorar.
Todos querían ser grandes; escritores, músicos, actores, historiadores, y todo era “bla bla bla”.
Y el tipo ya estaba cansado de todo eso. Pero nuevamente estaba ebrio y siempre había otra cerveza por terminar, otra raya por aspirar y alguna mujer por enamorar.
Veía en todo eso una cierta coherencia una cierta visión al futuro o más bien al pasado. Donde los tipos se consideraban genios. Y estaba bien, el hombre siempre quiso ser genio. El hombre siempre quiso ser DIOS. Todos eran genios, ¡grandes genios! Y el tipo no se consideraba nada. Él sabía que no era nada, y sabía que los demás tampoco eran nada. No había oportunidad para ninguno de los allí presentes.
Y al tipo comenzó a dolerle el pecho, las manos, la cabeza, la vida.
Se acomodó en el sillón justo frente a la veintena de botellas vacías que se apoyaban en la mesita ratona.
Y todo continuaba igual “bla bla bla bla”.
Y el tipo poco a poco dejó de respirar, y murió.
Y el “bla bla bla” de los otros tipos por fin dejó de escucharse.

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