martes, 6 de abril de 2010

A los ojos


Aprendí que el reflejo en el espejo
dice menos de lo que creo.
Recordé los roces sin vitalidad,
que proporcionan las piernas
que ya no me pertenecen a esta cama.

Serví más de dos copas,
y las bebí todas.
Tomé un par de manos
y destruí un par de corazones.

Escuché fuerte y claro aquel “adiós”
no quise escuchar ni por un segundo aquel “te amo”.
Mi bolsillo estuvo lleno,
y palparlo, me costó vaciarlo entero.

Me abrí,
me cerré,
me embriagué,
nos embriagamos,
nos escapamos,
me vi,
era yo,
frente al espejo.

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